![EXCUSAS[1]](https://teoriadelvasolleno.files.wordpress.com/2013/08/excusas1.png?w=300&h=271)
Qué magnífico y rico es nuestro idioma castellano; somos capaces de negar dos veces para volver a negar (no, no hay nadie), “todo junto” se escribe separado, y “separado” se escribe junto, o incluso redundamos tantas veces como haga falta (por supuesto que sí). No voy a hablar de vocabulario o del castellano, sin embargo me quedaré en el siguiente juego de palabras… Sí, pero es que…
Cuando escucho en la misma frase un sí y un pero… me suena a excusa, a que no es problema mío, a que yo no he tenido la culpa, a que corra otro con la responsabilidad…
Achacamos que no ascendamos en el puesto de trabajo a nuestro jefe, ponemos en el disparadero a nuestro entrenador porque no nos pone de titular, no estoy bien en el trabajo porque mis compañeros no me comprenden, no he hecho lo que debería haber hecho porque no he tenido tiempo… Es que mi jefe, mi entrenador, mis compañeros, mi pareja, mi vecino, el que va por la calle… la culpa es de los demás. Yo lo hago todo bien.
¿Nos paramos a pensar realmente qué ocurre a nuestro alrededor? Mejor dicho, ¿paramos a pensarnos? Sí, está hecha a conciencia esa pregunta; “pensarnos” ¿Reflexionamos alguna vez cómo somos? ¿Realmente nos conocemos? Al principio, diremos que sí… “yo soy así o asao”; sin embargo nos estamos mintiendo; si realmente tuviéramos algo de conocimiento sobre nosotros mismos, dejaríamos de poner excusas en nuestra vida, afrontaríamos con más valentía la no consecución de lo que nos planteamos y seríamos muchísimo más consecuentes con nuestras reacciones ante lo que nos viene.
Estamos más pendientes de los demás que de nosotros mismos, el “tiempo que perdemos” en ver los defectos de los demás, dejamos de emplearlo en nuestra mejora, nos pasamos la vida poniendo excusas y utilizando el sí, pero es que…
Pensaréis, qué fácil es decirlo y qué difícil hacerlo; lleváis razón, no es sencillo. ¿Quién dijo que la vida fuera un camino de rosas? Además, nosotros somos los que les ponemos las espinas. Sin embargo, nuestra actitud y nuestras ganas de cambiar las dificultades por las facilidades harán que nuestra perspectiva sobre las excusas cambie.
No busquemos excusas; encontremos soluciones