Emprendedor, ¿hormiga o cigarra?

 

cigarra-y-la-hormiga[1]

El verano es señal de descanso, calor, siestas, playa, chiringuito, piscina… Y qué merecido que es para todos aquellos que pasan 11 meses como titanes al pie del cañón en sus quehaceres diarios, gestiones, empleos, cursos, talleres, negocios, etc.

Desde el punto de vista de alguien que comienza un negocio propio, o aquel que está poniendo en marcha un proyecto próximo para lanzarse al ruedo después del verano… no queda otra que currar, que tener todo preparado para el día D. Nos ponemos en mente los primeros días de Septiembre para abrir la puerta de nuestros negocios… Eso está muy bien; y ¿antes qué?

El estudio de mercado, preparar la página Web, los clientes, los proveedores, las compras, reuniones, papeleos, burocracia, etc. es algo que no es solución de un día; ese trasiego de las historias de un “emprendedor” se meten en una mochila y el peso se mitiga  gracias a la ilusión que hemos puesto en nuestro propio negocio. El esfuerzo parece poco, acostarse tarde no importa, trabajar 12 horas al día por algo que está a punto de nacer no es más que un esfuerzo tolerable e incluso excitante. 

Y así te pasas el verano completo; los amigos, conocidos y demás te preguntan por las vacaciones, y tú respondes que ya llegarán… Sinceramente, te olvidas de ellas cuando tienes un foco puesto en aquello que va a depender de ti a partir de Septiembre.

No es obsesión por el trabajo, es tener acción, ejecutar, realizar, hacer, crear, confeccionar, establecer, sembrar… hacer de hormiga para no pensar en ser cigarra, sino para avanzar y crecer.

Y todo ello sin perder la sonrisa, sin perder la ilusión… y poniéndole mucho de pasión. 

 

“Una sonrisa es como unas vacaciones instantáneas” Milton Berle

 

 

1 comentario en “Emprendedor, ¿hormiga o cigarra?

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